miércoles, 30 de noviembre de 2011

Protagonistas de hoy: Alejandro 'Chori' Dominguez


 El pibe, desde chiquito, ya tenia amor a la pelota. Tanto amor le tenía que en su infancia nunca quería que ella se fuera feliz en brazos de los contrarios. Siempre la quería para el, y si era posible en el arco de enfrente, bien adentro.

 En aquel terreno de Francisco Solano donde vivía, el pibe pulía su diestra en el potrero del barrio. Tac, tac, tac, y dale que va al paredón, una y otra vez.

 Un día a alguien se le ocurrió llevarlo al baby, porque no, si el pibe la mueve. Y llegó al Club Polideportivo Solano, su cuna, podríamos decir.

 Pero la cancha chica, precisamente, le quedaba chica, y decidió probar suerte en Lanus. De titular indiscutido a calentar el banco fue su pasar por el granate, aunque cuentan que mantener el ritmo, se iba a jugar al club del barrio.

 A los 14 años, Lanus le dio el pase libre y, sin pensarlo dos veces, se fue a Quilmes. Su estadía en las inferiores duro solamente 3 años, ya que con solo 17 años debuto en la Primera del cervecero, peleando el ascenso en reiteradas ocasiones.

 Sin embargo, su carta de presentación en el fútbol grande fue durante el Mundial Juvenil 2001, realizado en nuestro país, en el que viviría su primer gran alegría y su primer gran contratiempo, paradójicamente.

 Desconocido para la gran mayoría del público, a pura habilidad el Chori encaraba todo rival que tenia enfrente, metiéndose rápidamente al público en el bolsillo. Los hinchas en la cancha y atrás del televisor se quemaban las palmas aplaudiéndolo. Divirtió a propios y extraños con sus goles y gambetas durante su participación en el certamen.

 Sin embargo, no todo fue color de rosas. Llegó el tan esperado partido con Francia (otro gran candidato) y la expectativa era enorme por ver al equipo, y porque no, por verlo a el también.

 Arrancó el partido desde el banco de suplentes, bajo la atenta mirada y ovación de todo Liniers., que pedía por su ingreso. Pekerman, rápido de reflejos, les dio el gusto a los 22 minutos del segundo tiempo.

 Iba para acá, para allá, estaba imparable. Pero tan solo ocho minutos duro su estadía en la cancha, ya que, tras un involuntario choque con Mendy, sufrió la rotura del tobillo. Como olvidarse ese imagen. Que dolor, Chori.

 Pero él se hizo fuerte en la mala. El destino a veces nos juega una de esas jodas jodidas. Tal vez, el Vicenza, que tenia todo acordado con Quilmes la compra de su pase antes de la lesión, no era su lugar. Y si lo era River, que apostó por el más allá de todo. Y que bien hicieron. Que diferente hubiese sido su carrera tal vez si no hubiese pasado por Núñez.

 Llegó al millonario en 2002, bajo la conducción de Ramón Díaz donde salio campeón del Clausura ese mismo año teniendo una destacada actuación tanto en el Torneo Local como en la Copa Libertadores.

 Luego con Manuel Pellegrini corrió igual suerte: campeón del Clausura 2003 con Domínguez como figura, año que marcó su despedida del club de Núñez.

 La impresionante pero helada Rusia lo esperaba para defender los colores del Rubin Kazan. La adaptación no fue un problema: En 79 partidos marco 25 goles. Nada mal. Estuvo aquí dos años hasta que fue traspasado, 7 millones de euros mediante, al Zenit de Petersburgo del mismo país.

 Su estadía en el Zenit fue por demás positiva. Ganó la Liga Premier de Rusia, la Supercopa de Rusia y la Copa de la UEFA –nada mas, nada menos- y la Supercopa de Europa.

 Pero el Chori nunca se conformo con poco. Y dejó el club que lo había catapultado al éxito en busca nuevamente de él en su nuevo-viejo club, el Rubin Kazan.

 Sin dudas su segunda etapa en el club fue más exitosa aun que la primera, ya que obtuvo la Premier de Rusia y el premio de la Liga al mejor extranjero. También tuvo una destacada actuación en la Champions League, enloqueciendo a los defensores tanto del Inter como del Barcelona, que todavía están tratando de agarrarlo.

 Semejante actuación, como era de esperar, llamó la atención de clubes como Roma, Atlético de Madrid, Juventus, Zaragoza y Valencia. Pero fue finalmente este último quien se hizo de sus (cotizados) servicios. Era tal el afán que tenia de jugar en una liga TOP que hasta rebajó en gran parte su salario. No todo es dinero.

 Si bien sus primeros seis meses no fueron del todo buenos –discusión mediante con Unai Emery por la falta de continuidad- las ventas de Villa y Silva la abrieron las puertas para demostrar que hoy, con 28 años, puede triunfar en una de las ligas más importantes del mundo. Semejante fenómeno, salido del ascenso.

Fuente : www.elascensorweb.blogspot.com

Relatos: El camino del futbolista

El futbolista nace sabiendo que quiere serlo. Existe una naturaleza instintiva de querer tener siempre el contacto con la pelota, de ver, pensar y hasta respirar fútbol.

 Es tomar un referente y querer imitarlo. Ya sea teniendo su remera o intentando moverse como el dentro de la cancha. Pero, para ser gráficos, llegar a ser jugador es como escalar una montaña. Nunca se hace más fácil. Siempre es cuesta arriba, y muchos van perdiendo el aire.

 Supongamos que el pibe tiene condiciones y entra. Pero no es fácil. Porque los pibes son jodidos. Se arman dos grupos: Los amigotes del club y los otros. El cielo y el infierno, podríamos decir. Consejo: te conviene estar entre los primeros.

 Y además, tenés al técnico, que te pone, no te pone, jugás en AFA, en Liga, que vino justo un pibe en tu puesto, que el de abajo pinta bien, que si no ganas y no rendís comes banco. Toda esa presión, a los 11 años…

 Llegaste (si llegaste) a la 9na. Un gran filtro, ya que deja de existir la Liga y se reducen los planteles. También cambie el formato por divisionales. Eninfantiles, juegan todos contra todos. Boca puede enfrentar a Atlas, por ejemplo. Ya en inferiores, juegan por categorías. Por lo que la vidriera para jugadores de equipos chicos es considerablemente menor.

 Por acá estamos, y vamos avanzando (o no) año a año, con un técnico portemporada por lo que cada fin de año se convierte en un suplicio.

  Atrás también esta el colegio. Que tenés que madrugar, cansado de la tarde de ayer y mentalizandote para lo que viene hoy. También puede interceder esa novia rompebolas que ama que juegues al fútbol pero no se banca la que viene atrás. Porque entre semana entrenas, los fines de semana, jugás, sin olvidar el estudio y tus amigos. Si podes, encontrá una mujer de fierro que te banque en todos, no vayas por una cara bonita.

 Llegaste a 7ma y empezás a imaginar todo lo que vendrá. Que el siguiente año entreno a la mañana. Que veo a la 4ta y son todos el doble de alto y ancho que yo. El cambio en esta etapa es muy grande. Empezás a convertirte en profesional.

 Si, profesional. Dejas de jugar al fútbol para convertirte en futbolista. Este cambio le pesa a muchos. Que tengo que ir al gimnasio. Cuidarte de los excesos. Estar atentos a los cambios que puedan suceder en 1ra. La cabeza en esta etapa, es fundamental.

 Llegás a 5ta creyendo que estas para subir, jugar y triunfar. Que equivocado estas, mas adelante te das cuenta. Lo que si, en esta división muchos ven si el fútbol es realmente para ellos. Algunos siguen, otros tantos, dejan.

 El que sigue pasa a 4ta, donde se juntan tres categorías, y en el caso del ascenso, como no hay reserva, también están los pibes que bajan de primera porque no tienen lugar. Acá te das cuenta de lo chico que eras hace algunos años para subir, pero también el poco tiempo que tenés ahora para hacerlo.

 Porque el tiempo corre. Que firmas contrato, quedas libre, sigo peleando,abandono, muchas alternativas. Si seguís, peleala hasta el final hasta que el fútbol se canse de vos y se digne a darte la oportunidad. Que nadie te pare!!!

 Si abandonas, te quedara la bronca de aquel técnico mala gente que quiso plancharte la carrera y vos lo dejaste atrás. O aquel acomodado que jugaba justo en tu lugar. Pero sabes, si dejas, es porque tenés que sentir que ya no es lo tuyo, pero con la frente alta y la conciencia limpia de haber dejado todo, y que no llegue un día que te arrepientas.

 Después de todo, hay una única cosa de la que jamás, jamás, te podes arrepentir: Ser o haber sido jugador de fútbol.

Entrevista de Ascenso: Ceferino Denis

Ceferino Denis a diferencia de otros, comenzó su carrera en una casa ajena. A pesar de haber debutado y jugado muchos partidos en la elite, en Argentinos Juniors allá por 1998, era como aquel viajero que duerme en cama visitante, que no se siente cómodo, que extraña su almohada, su colchón. 

 Se fué México, por el Tijuana y volvió a nuestras tierras, al Norte, defendiendo los colores de Gimnasia y Tiro de Salta. Pero su vuelta a Buenos Aires, fue la que le permitió conocer su casa, su familia, su gente: ElDeportivo Morón. 

Ceferino Denis es sinónimo de Morón. Paso allí los mejores años de su carrera lo que le permitieron que hoy, tras un paso por Defensores de Belgrano, y  al borde de cumplir los 32 años, tener la posibilidad de estar jugando en el exterior, precisamente en Chile bajo la bandera de Unión San Felipe, equipo que participa en la actual Copa Nissan Sudamericana. 

Hoy, en una charla con El Ascensor Argentino, nos cuenta un poco de su carrera y actualidad.



¿Cual crees que fue el motivo por el cual no pudiste mantenerte en 1ra División tras tu debut en Argentinos Juniors?

- El motivo por el cual no seguí en Argentinos fue por ser incipiente a la hora de decidir. Deje a mi representante en mi mejor momento y me cerraron las puertas. Luego del cambio de DT y de jugar tres años seguidos me dieron el pase con 21 años siendo jugador del club.

¿Tenes algún referente?

- Me gustaba mucho Diego Placente. En Argentinos me quedaba a verlos en inferiores, es un año más grande que yo y lo veía seguido. La rompía.

¿Como fue tu paso por México?

- Mi paso por México fue muy bueno gracias a Dios. Jugué los 34 partidos  a un buen nivel. Fui citado para jugar el Juego de Estrellas que se juega una vez por año. Ese fue el resultado de mi rendimiento. Pero otra vez peque de incipiente, por no querer quedarme, ya que quería que mi primera hija naciera en Argentina, fue una decisión personal.

Tras tu paso por Salta, siempre jugaste en clubes grandes del ascenso, más allá de las condiciones, ¿Cual crees que es la clave para mantenerse?

- Creo que en Morón alcance mi mejor nivel. Pude desempeñar todo adentro de un campo de juego, llegando siempre a las finales, que no terminamos concretando pero jugamos al  buen fútbol. Fue ahí donde me entregaron dos años seguidos el premio al mejor defensor del ascenso. Me sentía muy bien en el club, lo quiero mucho y lo siento como mi gran casa.

¿En cuanto influyo Salvador Daniele en tu carrera?

- El Gato Daniele es  mi padre futbolístico. El me ayudo a desempeñar lo que mejor sabía. Podía ser yo dentro del campo, jugar por abajo con mucha salida y poder tener mucha participación en el arco rival.

¿Como es tu actualidad en el fútbol chileno? ¿En que influye la cantidad de argentinos que están allí?

- El fútbol chileno me dio la oportunidad de volver a jugar en Primera. Jugué todo el semestre pasado y en el actual  no pude participar debido a una una lesión en la pretemporada. Tuve dos meses de recuperación y eso me perjudico. Es un plantel con muchos compañeros argentinos, como  el Mágico González ,Vildozo,Meza, Distefano, Domínguez y Guerezar.

¿Que le podrías decir a un chico que recién comienza a jugar al fútbol?

- Le diría que si realmente quiere seguir este hermoso trabajo, sea perseverante y trabajador, que haga lo justo y no quiera hacer nada que sepa que lo perjudique . El que entrena, el responsable,  el humilde,  el que se sacrifica llega. Es el único camino sano que da su fruto.

Por Alejandro Romero




Entrá y enterate el partido a beneficio que organizo Ceferino Denis.

Grandes Artículos: El Grafico, Juan Mercier





"A veces no me alcanzaban los viáticos, y tenía que hacer dedo"
Triunfar en el fútbol grande no le resultó sencillo. Antes del título con Argentinos y del gustazo de jugar en la Selección, atravesó mil penurias en el ascenso y se ganó la vida como pintor, jardinero y albañil. Transformado en uno de los mejores volantes del torneo local, apuesta a dar el gran salto.

SON DIAS en que Juan Ignacio Mercier es campeón vigente del fútbol argentino, conduce un cero kilómetro azul eléctrico y habla de celularesúltimos modelo como si fuera un gerente de Silicon Valley. Pero estos espasmos de gloria, aunque hoy simulen ser inmortales, son apenas la última hojarasca en la biografía personal de uno de los jugadores más arrabaleros de Primera División, un tipo que se forjó en el fango del Ascenso y cuya historia habría que leerla con la melodía de Carrozas de Fuego de fondo.

La camiseta número 5 de Argentinos Juniors, o sea el ingreso a una dinastía imperial encabezada por Sergio Batista y Fernando Redondo, fue la reivindicación con la que el fútbol compensó una carrera con tantos infortunios que habría desanimado hasta a un personaje de la mitología griega. El Mercier deportista la tuvo que parir desde que tenía 12 años y era delantero en la clase mosquito del baby fútbol de Villa Dálmine, el club más popular de su ciudad, Campana, pero en el que, todavía se lamenta, lo maltrataron.

Juan Ignacio, al que aún no llamaban Pichi sino Pololo, en honor a su padre operario de una fábrica de plásticos, consiguió una prueba enDeportivo Español, equipo que por entonces jugaba en Primera División. Transcurría 1998 y Mercier, que ya tenía 18 años, se levantaba a las 5, tomaba el tren a las 6, llegaba a Retiro a las 8, y se subía a un colectivo hasta el Bajo Flores para entrar a las corridas en el vestuario a las 9. Le seguían tres horas de entrenamiento, hasta las 12, y cinco de regreso: recién a las 17 reabría la puerta de su casa en Campana. 

Así estuvo durante un año, y sin siquiera tener la oportunidad dedescargar tensiones durante los partidos de la división a la que pertenecía, la Reserva. Villa Dálmine recién le dio el pase libre cuando Pololo, el padre, pagó 15 mil pesos, pero ya era tarde para seguir insistiendo en Español, club en el que finalmente jamás debutaría. Aquella experiencia, de todas maneras, signaría su futuro: el día de la prueba, cuando el ex defensor Leandro Pérez le preguntó de qué jugaba, Mercier respondió: “Volante central”. El hombre ya había encontrado su lugar en el mundo.

Pero Mercier aún no lo sabía, y durante un tiempo creyó que el fútbol consistía en un trabajo con clave de cofradía para muchachos con más fortuna. Se resignó y abandonó su carrera, aunque en realidad siguió jugando de incógnito, con otro apellido, uno que ahora ni siquiera recuerda, en la Tercera de Puerto Nuevo, un club paria de Campana, perpetuo de la Primera D y sin el aura local de Dálmine, pero donde le dieron el cariño que necesitaba. Ahí sí que no era campeón del fútbol argentino ni quemaba caucho con un cero kilómetro ni cambiaba decelular como de pantalones, sino que subsistía de las changas que le salieran. 

Un día trabajaba como pintor, otro cortaba el pasto de un vecino y otro simulaba ser albañil. Lo más divertido era como jardinero: “Íbamos con un amigo, Emiliano Zapata, con la cortadora enganchada en la parte de atrás de la bicicleta. Les tocábamos timbre a las señoras del barrio y les preguntábamos si podíamos arreglarle el jardín. Cobrábamos 20 pesos y los dividíamos, 10 para cada uno”. Más improvisado era con la brocha gorda en la mano: “Pero me las arreglaba bien para tapar las manchas de hongos en las casas”. Y  lo más sacrificado era convertirse en obrero de la construcción: “Tenía que cargar las bolsas de cemento, de 50 kilos, arriba de mi espalda: eso sí que no lo recomiendo a nadie”.

Cuando ya tenía 20 años, en 2000, un empresario del que prefiere no recordar su nombre le consiguió una prueba en Flandria, un club de la B, posicionado dos categorías arriba de Puerto Nuevo, de donde le pedían por favor que firmara. Pero en Jáuregui le prometieron algunos pesos, 330 por mes, y Mercier, al fin, debutó en Primera. La edad ya era una bomba de tiempo: en ese momento, o nunca. Y la casualidad le guiñó un ojo: su primera vez fue en reemplazo de Fabián Menseguez en el minuto 87 de un partido justo contra Español, en el Bajo Flores. “¿Y vos qué haces acá? ¿No habías dejado de jugar?”, le preguntaron a Mercier en el vestuario. 

Desde entonces, su aventura diaria fue recorrer los 47 kilómetros entre Campana y Jáuregui, un poco más allá de Luján, para llegar en horario a las prácticas. “A veces no me alcanzaban los viáticos, y tenía que hacer dedo”, se ríe.

Omar Santorelli, el Loco, fue el primero de los técnicos que se enamoró de Mercier y, cuando fue contratado por Deportivo Morón en 2002, puso una condición: “Voy con el Pichi”. Porque entonces sí Juan Ignacio ya había dejado de ser Pololo: “En Flandria, un compañero, el Pollo Vidal, se enteró de que yo era de Campana y me empezó a decir Pichi, por el basquetbolista”. Morón es un gigante de la B, pero sus dirigentes tardaban en pagar lo que le habían prometido (700 pesos por mes durante el primer año, y 1.000 durante el segundo) y Mercier pasó hambre: “Volvía a casa y no tenía para comer, era muy feo”.

 Si en Español había encontrado su posición, en Morón descubrió su look: “Sergio Kaezuk, un amigazo del fútbol, se rapó, y yo lo seguí. Mirá que tengo pelo, eh. Soy como la Brujita Verón, pelado porque quiero, je”. Su tercer club en la B, ya en 2004, fue Tristán Suárez: menos cartel futbolístico, pero más contención y, sobre todo, más dinero: “Pagaban del 1 al 5, y ahí conocí las cuatro comidas por día. Hasta entonces me alimentaba mucho con facturas, té, galletitas, mate y dulce de leche. Llegué a Tristán sin saber mucho del club, pero hoy estoy muy orgulloso de haber jugado ahí”.

Pudo haberse ido a Tigre: Ricardo Caruso Lombardi, ese cazador de talentos subterráneos, ya lo había descubierto en un Morón-All Boys perdido en el tiempo, pero al final lo compró Platense, y también por pedido de un ex técnico suyo que había quedado embelesado por la fiereza con la que Mercier se movía por el círculo central. “Me llevó el Tano Vicente Stagliano, que me había tenido en mi segundo año en Morón. En Platense no me conocía nadie: venía de haber estado seis meses en el banco de Tristán, pero la luché y me fue bien”, recuerda.


LA COSTANERA como escenografía. Luego del título con Argentinos, Mercier se plantea emigrar para crecer.

En su cuarto club de la B dio su primera vuelta olímpica: Platense salió campeón de la temporada 2005/2006 y Mercier dio el salto a la B Nacional, o sea la antesala de la Primera División, desde donde Argentinos Juniors, justo Argentinos Juniors, fue a su caza. “Caruso ya me tenía ganas desde la otra vez, cuando estaba en Tigre”, cuenta. 

¿Cómo explicar en Platense, donde tanto lo querían, que su carrera seguiría en el rival por antonomasia? “Me junté con algunos dirigentes e hinchas y les expliqué. Lo entendieron muy bien. ‘Vos acá rendiste, así que está todo bien con vos’, me dijeron, y quedó todo bárbaro”, se enorgullece. Incluso, cuando ya había debutado en Argentinos, siguió yendo a ver a Platense a Vicente López: “Estaba mi amigo, el Negro (Héctor) Banegas”.

Atrás quedaron 57 partidos en Flandria, 76 en Morón, 38 en Tristán Suárez y 73 en Platense. Debutó en Primera División el 4 de agosto de 2007, contra San Martín de San Juan, pero anduvo mal, se pareció más a un holograma que al futbolista de músculos tensos que después llegaría a la Selección, y Caruso Lombardi lo bajó durante tres partidos a la Reserva para que se fogueara. 

Ayer le dolió, hoy lo entiende: “Es muy distinto jugar en Primera que en el Ascenso. Yo estaba acostumbrado a canchas en mal estado, donde primero tenías que parar la pelota, después dominarla y recién entonces pasarla, todo en tres ritmos, y llegué a una categoría en donde se jugaba a un toque”. Con la crueldad prototípica de nuestras tribunas, algunos hinchas de Argentinos le pasaron factura por su pasado en la vereda de enfrente: “Iba a sacar un lateral y me puteaban, ‘Poné huevo, fracasado, que venís de Platense’, pero yo ya estaba curtido y venía de vivirlas todas en el Ascenso, desde bañarme con agua fría hasta entrenarme con bolsas de consorcio para protegerme de la lluvia, así que esos insultos no me iban a asustar”. También los vestuarios eran distintos, con futbolistas que juguetean a reciclarse en modelos: “Hay mucha vinchita, gelcito y cremita en Primera División”.

Después de Caruso Lombardi, en Argentinos llegó el tiempo de Néstor Gorosito, uno de los técnicos que, dice ahora Mercier, más y mejor hicieron por su carrera: “El y su ayudante, Cacho Borelli, me ubicaron en lo táctico”. A Pipo, además, le corresponde el copyright de haber patentado la dupla Mercier-Néstor Ortigoza, una sociedad que raspa y juega en la cancha, y que también tiene compatibilidad fuera. “Somos compadres y va a ser el padrino de mi hijo. Voy a comer a la casa de él, él viene a la mía, nuestras familias se llevan bien. Néstor también tiene una historia fuerte: vendía cuadernos arriba del tren”, dice.

Gorosito lo quiso llevar a un River que todavía no contaba con el regreso de Matías Almeyda, pero no hubo acuerdo y siguió en Argentinos. Claudio Vivas pasó pronto, sin poder aplicar su método cuasi científico, y le dejó su lugar a Claudio Borghi, un díscolo, a quien Mercier sólo conocía por un video de aquellas rabonas ochentosas. Desde entonces, todo se aceleró en la vida del Pichi: salió campeón de Primera, se convirtió en el único jugador de la historia en haber dado una vuelta olímpica con Platense y otra con Argentinos, hizo un poco de cabeza y un poco de hombro el gol del campeonato en la cancha de Huracán, se trepó al alambrado para festejarlo con la hinchada y con su mujer embarazada, debutó en la Selección; jugó tres partidos –contra Costa Rica, Jamaica y Haití– con la albiceleste, Diego Maradona lo preseleccionó para el Mundial de Sudáfrica, y Boca, como River antes, lo cortejó dos veces.

“El año pasado estaba triste por la muerte de un amigo, Fabián Gómez, el Pitu, un chico que conocí en Puerto Nuevo, y de repente me llegó todo junto, y ya al borde de cumplir 30 años. Hasta estoy esperando un bebé, Bautista, el tercero mío, y el primero con Romina, mi mujer. ¿Qué más puedo pedir?”, se despide Mercier, y es como si dejara de sonar Carrozas de Fuego.


Revista el Grafico Noviembre del 2010

Foto: Diario Olé.

Entrevista de Ascenso: Juan Acosta Cabrera




El manual del fútbol, invariablemente depende de la posición y la condición técnica y física que se tenga. Cada jugador cuenta con un manual absolutamente diferente que lo hace distinto del resto. Para entender un poco de posiciones, movimientos y variantes, lo mejor es acercarse al protagonista que lo vive y lo ejecuta.

Hoy, El Ascensor puso los ojos en ese puesto que requiere constancia y paciencia, aun sabiendo que muchas veces la definición de los partidos dependen exclusivamente de el. De esos que le dan de comer a los otorrinolaringolos, porque hacen gritar hasta al más callado adentro de una cancha hasta casi romperles la garganta. Hoy, vamos por los goleadores.

Y para eso, que mejor que charlar con Juan Acosta Cabrera. El paraguayo, ex Platense, Alianza Lima y Atlanta entre otros, hoy en Boca Unidos, nos cuenta su historia, sus pasos por el exterior y algunos detalles del puesto. Atajáte esta entrevista…


¿Desde que edad empezaste a jugar al fútbol y porque?

- Empecé a los 4 años en un club de barrio y después de pasar por varios clubes de baby, fui a Platense a los 12 años, club donde hice las inferiores hasta Primera. Y empecé a jugar porque es mi pasión, me gusta y es hermoso trabajar de lo que a uno le gusta.


¿Cómo llegaste a Platense?


- Llegué a Platense gracias a Jorge Rodríguez. El fue quién me llevó a jugar al baby a la Carpita y de ahí a Platense.

¿Qué te dejaron tus pasos por el exterior tanto en el plano deportivocomo personal?

En lo deportivo me sirvió como experiencia, a pesar de no haber sido como pretendía. Llegué de la mano de un técnico (Diego Aguirre) y lamentablemente a la 5ª  fecha lo echaron y vino un D.T  chileno que ni bien llegó trajo un delantero colombiano que me relegó.

No estaba en consideración, ni me citaba, hasta que después de 10 fechas me gane 3 minutos en un clásico contra Universitario y metí un gol y fui titular a la otra fecha, pero bueno la mala intención de un contrario me lesionó un tobillo y me dejó fuera hasta que terminó el campeonato y volví a Argentina. Aunque en lo personal me ayudo a crecer mucho!!

Sos un típico 9 de área por características. ¿Qué crees que le da y le quita el nueve de área y la misma pregunta con el 9 que sale a jugar fuera de ella?

- Yo tengo la característica de ser un 9 que sale mas a jugar, tengo mas movilidad que uno q es nueve de área, ya que no soy ningún negado para rebotar y jugar al fútbol.


¿Que características ves en vos que mejoraste desde el debut en Primera?

Mejoré en la técnica y en saber cuando tengo que correr y cuando no. Antes me la pasaba corriendo y ¡¡terminaba fusilado y muchas veces sin razón!!

¿Que errores tiene un defensor cuando marca un jugador de tuscaracterísticas?

El error que tienen es dejarme recibir solo y darme vuelta. Lo que me molesta mucho es tener un defensor pegado y que no me deje recibir tranquilo.

¿Que hay de cierto en el mito de que en el área hay un tiempo mas?

Es que es así. En el área tenés que estar tranquilo, los que se tienen que preocupar son los defensores. Tenés q jugar con esa ventaja!!

¿Que le dirías a un joven delantero que recién comienza?


Le diría que nunca deje de entrenar, que cuide su cuerpo que es la herramienta de trabajo más importante.  Porque mientras mas pasa el tiempo el fútbol se vuelve más físico y el físico es muy importante para los técnicos. Vos podes tener la mejor técnica y mucho potencial, pero si no estas 10 puntos en lo físico no servís.  Eso es lo que te hacen creer todos ahora, ¡¡por eso lo más importante es cuidar tu herramienta de trabajo!!


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